El servicio de Ginecología del Hospital Clínico San Cecilio atiende a 5.000 pacientes al año portadoras del Virus del Papiloma Humano

Alrededor de 5.000 mujeres son atendidas cada año en las consultas de ginecología del Hospital Universitario Clínico San Cecilio por ser portadoras del Virus del Papiloma Humano (VPH). Las lesiones en el cérvix ocasionadas por este virus pueden ser precursoras de cáncer de cuello de útero. La sensibilización a la población general sobre esta enfermedad de transmisión sexual, la prevención y la detección precoz son claves en la lucha contra el VPH, cuya día internacional se celebra el 4 de marzo.
En este sentido, el Hospital Universitario Clínico San Cecilio se ha sumado, mediante cartelería y difusión en redes sociales, a la campaña #ElVPHesCosaDeTodos, que cuenta con el apoyo de más de medio centenar de entidades sociosanitarias, comprometidas en la lucha frente a este virus que afecta a mujeres y hombres, y busca mejorar el conocimiento de la enfermedad y de sus consecuencias en la salud.
El hospital granadino cuenta con una consulta específica que trata las lesiones de cérvix o cuello de útero, producidas por el VPH. En ella se realizan las denominadas colposcopias, para determinar si existen lesiones y el grado de extensión de las mismas. La consulta recibe pacientes derivadas desde los centros de salud de Atención Primaria donde se lleva a cabo el cribado citológico.
Cuando se encuentran células con alteraciones y la presencia del virus, se lleva a cabo el estudio mediante colposcopio y la toma de biopsias de las áreas afectadas. Actualmente, los médicos especialistas en ginecología y obstetricia Raquel Escudero y Miguel Ángel Martí son los referentes de esta consulta.
La doctora Escudero explica: “No existen síntomas específicos cuando se es portadora del VPH, por tanto la única posibilidad para la detección precoz es el cribado citológico sistemático que se realiza en Atención Primaria, y permite detectar la presencia del virus y posibles lesiones de forma temprana”.
El VPH afecta principalmente a mujeres jóvenes, en edad reproductiva, fundamentalmente entre los 25 y 50 años, siendo menos habitual en mujeres con menopausia. Sin embargo, también afecta a hombres, con una incidencia progresiva en aumento del cáncer de cabeza y cuello y del cáncer anal, especialmente en varones.
Respecto a la relación entre el VPH como detonante del cáncer, el doctor Martí explica: “El VPH tiene la peculiaridad de integrarse en las células del cérvix uterino, también en las células del ano o de la laringe, y alterarlas de tal forma que se produce un crecimiento anómalo de ellas, dando lugar al proceso oncogénico y originando el cáncer”.
Los servicios de Ginecología y Cirugía del Clínico San Cecilio están precisamente trabajando en un proyecto común para que especialistas en coloproctología y ginecología traten conjuntamente los casos de mujeres que, siendo portadoras del VPH en el cérvix, puedan también tener lesiones anales.
En datos
La gran mayoría de las 5.000 mujeres portadoras del VPH, atendidas en consultas de ginecología del Hospital Clínico San Cecilio, no han desarrollado el cáncer. Concretamente, en 2020, se diagnosticaron 22 casos nuevos de cáncer de cérvix en el centro hospitalario. Todos ellos han sido tratados mediante cirugía y/o con tratamiento radioterápico y quimioterápico, ya que el tratamiento y abordaje de esta patología es siempre multidisciplinar, como en cualquier tipo de cáncer.
Asimismo, en 2020, se han intervenido quirúrgicamente en el Clínico de Granada cánceres de orofaringe (14) y anales (6), en mujeres y hombres, todos ellos provocados por el Virus del Papiloma Humano.
Se estima que entre el 75% y el 80% de las personas sexualmente activas podría contagiarse de VPH en algún momento de su vida si no se toman las precauciones adecuadas. Asimismo, el virus es responsable de casi el 100% de los cánceres de cuello de útero, siendo este el segundo cáncer más frecuente a nivel mundial en mujeres de edades comprendidas entre los 15 y 44 años, después del cáncer de mama. Este es el motivo por el que las estrategias preventivas se han centrado tradicional y prioritariamente en las mujeres.
Según la OMS y la European Cancer Organization, la eliminación del cáncer de cuello de útero es posible, a través de la vacunación, detección y tratamiento. Así, la estrategia de prevención de la OMS consiste en vacunar al 90% de las niñas a los 15 años, realizar pruebas diagnósticas en el 70% de las mujeres a los 35 años y nuevamente a los 45, y poner tratamiento al 90% de las mujeres identificadas con enfermedad cervical.
VPH en jóvenes y varones
Por otro lado, el VPH del que existe un bajo nivel de conocimiento entre los jóvenes, es el responsable del 5% de los cánceres que pueden ser diagnosticados tanto a hombres como a mujeres a lo largo de su vida, incluyendo, además de los citados, los cánceres de pene y vulva. Igualmente, el VPH provoca aproximadamente el 100% de las verrugas anogenitales. De ahí la importancia de hacer educación para la salud al respecto que impacte en este público clave, para que tome conciencia sobre el alto riesgo de infección y las posibles consecuencias.
En este sentido, lemas como el de la actual campaña “El VPH es cosa de todos” sirven para que el peso de la prevención del VPH no recaiga solo en las mujeres, ya que una estrategia integral y apropiada debe incluir a los hombres. Al hilo de ello, hay estrategias de prevención puestas en marcha en países como Australia, donde se incluye al varón en el calendario de inmunización frente al VPH. En esta misma línea, entre las nuevas recomendaciones de este año 2021, la Asociación Española de Pediatría recomienda la inmunización sistemática universal frente al Virus del Papiloma Humano tanto en chicas como en chicos, preferentemente a los 11-12 años, para prevenir la enfermedad oncológica relacionada con este virus.
Este tipo de medidas han demostrado una reducción significativa en la carga de enfermedad asociada al VPH en ambos sexos, fomentando la equidad de género, permitiendo a los chicos desarrollar su propia inmunidad frente al virus y distribuyendo la responsabilidad de reducir la carga de enfermedad a ambos sexos por igual. Se trata, por tanto, de una estrategia efectiva para lograr la inmunidad de grupo y proteger tanto a los hombres como a las mujeres de esta enfermedad.